Este es un ejemplo clásico de cómo cualquier historia, por pequeña que sea, puede hacerse grande. En 2010, Jason Wood permitió al realizador Eliot Rausch grabar y pasar junto a él y su familia las últimas horas de su perro Oden que iba a ser sacrificado para dejar de sufrir por el cáncer de padecía.
El amor por el animal y el sufrimiento por la pérdida quedan perfectamente reflejados en poco más de seis minutos de factura espectacular.
Last Minutes with Oden recibió el premio de Vimeo de ese año a mejor vídeo documental entregado por la comunidad.